El mundo actual, tal y como hoy lo conocemos, está intensamente mediado por la tecnología, que hace que algunas de las tradicionales fronteras para el progreso desaparezcan. En una economía cada vez más intangible, las tecnologías hacen posible la aparición de nuevos espacios abiertos al conocimiento, la innovación y la inteligencia colectiva. El nuevo escenario económico y social se abre al conocimiento colectivo.

Es la “globalización inteligente”, en la que los avances de las plataformas tecnológicas de la información y la comunicación, han procurado un amplio impacto social, ofreciendo nuevas alternativas para organizarse, para formarse, relacionarse y generar modelos de creación de valor. En definitiva, suponen un nuevo y diferente modo de vida.

La nueva cultura tecno-social de innovación, exploración de nuevas oportunidades, de creatividad y experimentación, se extienden sobre los nuevos modelos de relación social. Las “comunidades digitales” en las que confluyen ciudadanos, empresas y  organizaciones, conforman una extensa red abierta a la inteligencia y el conocimiento colectivo.

Estas redes sociales de toda índole y naturaleza,  se relacionan entre sí de manera sucesiva y continua, constituyendo gradualmente una mente colectiva de gran capacidad, de la que surgen nuevas ideas, novedosas iniciativas y proyectos capaces de aportar valor añadido. Y en eso consiste precisamente la innovación.